EL TONELERO
En torno a la actividad vitivinícola había diversos trabajos tradicionales, imprescindibles para suministrar las herramientas, recipientes y útiles que se necesitaban en el proceso de producción del vino, vamos a ver el proceso artesanal de la fabricación de estos recipientes.
Uno de estos oficios era el de tonelero, que se ocupaba de fabricar barricas, toneles y cubas a partir de unas duelas que llevaban una pequeña inclinación o bisel, para que ajustaran entre sí.
En la imagen de la derecha podemos ver en detalle algunas de las herramientas utilizadas para la fabricación de los toneles. Estas herramientas todavía siguen en uso hoy en día para la fabricación artesanal de los toneles, barricas y cubas.
A partir de un tope de madera el artesano colocaba las duelas ordenadamente hasta completar el cuerpo y después las sujetaba golpeando los aros molde con una maza y el “chazo”.
En la imagen de la izquiera podemos observar al artesano colocando las duelas dentro del molde del aro de metal en orden para hacer el cuerpo del barril, en este proceso las duelas todavía son rectas y rigidas.
Para domar la barrica y darle la forma panzuda, había que dotar de flexibilidad a las duelas, alternando el calor del fuego en el interior con el remojado cuando estaban calientes. Entonces, poco a poco, se tensaba la sirga del torno para que las tablas no se rompieran al cerrarse.
Cuando la barrica había tomado forma se repretaban los aros y, a golpe de azuela, se repasaban los bordes de las testas, dándoles una inclinación hacia el interior. Después de rebajar la madera con el cepillo curvo se tallaban los “gargallos” o ranuras donde debían ajustar las tapas.
Con el compás se marcaba la circunferencia de las tablas de los fondos o “témpanos”, que estaban ajustadas entre sí con una tira de anea y unidas con unas puntas sin cabeza, llamadas “fitas”. Tras rebajar el ángulo del borde se “picaban los fondos” con la cuchilla y se ajustaban con el tirafondos a los “gargallos” previamente emplastados con una masilla de harina. Un trocito de anea en cada una de las junturas, garantizaba la perfecta unión de las duelas.
Antes de montar los aros definitivos, el artesano alisaba la superficie de la barrica con unas cuchillas. Cada aro tenía una medida determinada y un lugar exacto de colocación en la barrica. Después de marcar esos puntos con la plantilla, se fabricaban cada uno de los aros en el yunque y se montaban sobre la mitad del cuerpo que ya estaba rascado. De este modo, la barrica quedaba terminada y totalmente hermética.
Para echar el vino, el tonelero debía con una barrena especial en el centro del barrigal.
Es, precisamente allí, en las barricas de roble, donde el vino consigue su sublimación, tras un proceso de crianza y envejecimiento en las bodegas. Ahora que ya sabéis un poco más de como se fabrican las barricas, toneles y cubas disfrutad más, si cabe, de los espectaculares caldos que en nuestro país tenemos.